
No se sabe claramente el origen del vodka, pero se ha podido seguir su rastro histórico, hasta la primera referencia escrita con el uso de esa palabra en el siglo 15 en Polonia, donde se establecía la propiedad de algunas destilerías en los registros de una ciudad llamada Sandomierz.
Se cree que su procedencia puede ser innata de la región oriental, con rica tradición en siembra y cultivo de granos, que ahora comprende Polonia, Rusia, Ucrania y Escandinavia.
Es un espíritu destilado de la fermentación de granos o papas.
Excepto por mínimas cantidades de saborizantes o restos del sabor original, el vodka es principalmente alcohol etílico y agua. Normalmente los vodka tienen entre 35% y 70% de volumen de alcohol, aunque el clásico vodka ruso contiene un 38% de alcohol, lo cual de acuerdo al museo del vodka de St. Petersburgo, era el porcentaje perfecto definido por el famoso químico Dmitri Mendeleev.
El vodka se produce principalmente de cereales como el maíz, sorgo, centeno, y trigo, aunque solo se consideran de calidad superior los dos últimos.

El vodka no necesita ningún tiempo de añejamiento, existen básicamente dos clases, los claros y los saborizados.
La variedad de sabores depende de las tradiciones de cada región, así en los países nórdicos las especias, hierbas y frutas son la norma, en Rusia y Ucrania, la miel, pimienta y hierbas son muy comunes, pero en otras regiones se pueden encontrar variedades a base de chocolate, frutas, jengibre y canela.
El vodka es un espíritu para disfrutarlo solo, es decir, sin mezclarse con otros licores ni jugos, pero se ha popularizado mucho como base para cocteles, siendo hoy en día tragos como Cosmopolitan, Destornillador, Vodka Tonic, Bloody Mary, Ruso Blanco, el ABC de cualquier buen barman.
Vía ABOUT
Vía TasteOf
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